lunes, 18 de enero de 2016

Memorias Étereas



Durante muchos años estuve luchando por encontrar un lugar en el mundo hasta que me dí cuenta que éste no era el mundo que yo quería, en el cual yo quería vivir.
Desde chico siempre sufrí el maltrato de mis compañeros de colegio, por ser físicamente robusto, por tener gustos músicales distintos y por no encajar en el estereotipo de chico que le gusta jugar a la pelota, ensuciarse, tener riñas con otros grupos y hasta incluso, por ser el único de mi clase que nunca había besado a una chica antes.
Pasaron los años, llegó el secundario, afortunadamente en una escuela diferente donde no tendría que volver a ver a esas personas que tanto me hicieron sufrir durante mis años en los que pasé de la infancia a la pubertad. Ahí fue donde empecé a construir mis primeros muros: Cambié mi color de pelo (siempre había sido el único chico rubio de mi escuela hasta ése entonces), amplié mis gustos musicales, me volví una persona más oscura y decidí que el único color que vestiría a partir de ese entonces sería el negro. Junto con el crecimiento logré pasar de ser un chico robusto a ser menudo, a base de depresión y de la magia del crecimiento, logré encontrar mi primer amor con otro chico y pude al fin matar a mi pasado yo, para ser la versión de mi que mejor se adecuaba a mi espíritu.
Pude, desde entonces, relacionarme con gente que se sentía tan marginada como yo, que le apasionaba lo oscuro, que no se sentía bien con su pasado y también, aprendí a construir mis primeros muros que rodearan todo ese mundo frágil donde residían las cosas más preciosas para mí.
Hoy en día ese mundo es mucho más vasto de lo que alguna vez creí que sería, aunque, lamentablemente por causas naturales de la vida, tuve que dejar de exteriorizarlo debido a las obligaciones de encontrar un trabajo. Hoy en día sigo vistiendo de negro, sigo tiñiendo mi cabello de negro y aunque ahora me esconda tras sacos oscuros y camisas, dentro de mí sigue existiendo esa Utopía barroca llena de sentimientos de desolación, autodescubrimiento y oscuridad.
A pesar de ya no poder juntarme todos los días con la gente "de mi clase" en una esquina a tomar toda la noche y escuchar metal hasta quedar estúpidos sin importar cómo ni dónde nos despertaríamos al día siguiente; pude encontrar gente diferente a mí que ha logrado ver la luz en mi interior, la esencia que me caracteriza y me ha aceptado tal cual soy sin prejuicios.
Sin embargo, sigo sintiéndome solo, a pesar de tener esos pocos amigos incondicionales que me esperan para tomar una cerveza en un bar a la salida del trabajo o juntarnos en una casa a ver películas en Netflix. Es por eso que quiero escribir de forma pública y desde el anonímato, a pesar de que nadie me lea o de que a nadie le interese, a modo de desahogo todos mis sentimientos de hoy en adelante hasta que llegue el día en que no necesite hacerlo más.
Quizás, y ojalá, que a alguien le sirva de apoyo o de ejemplo de lo que no hacer. Si en algún momento aunque sea una sola persona se siente identificada con lo que escribo y alguna palabra le sirve de ayuda me sentiré feliz.
Sin más que decir, espero que este pequeño espacio me sirva para la reflexión y para ayudarme día a día a seguir sobreviviendo y progresando. Espero que en algún momento lea estas palabras y no pueda comprenderlas, que no comparta la misma perspectiva con lo que estoy diciendo ahora y que esta persona que está escribiendo esto en este preciso instante, también forme parte del pasado.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Skull